*En el reciente conversatorio participaron Luis Guerrero Vega y Ana Isabel Sánchez Osuna
Culiacán, Sin.- En cuestiones de la equidad de género, debemos entender que definitivamente sí hay grupos, personas más oprimidas que otras sin olvidar que la experiencia de las mujeres como colectividad no es la misma, como ya las feministas negras lo dejaron muy claro con la cuestión esa de las intersectorialidades.
Lo anterior lo expresó Ana Isabel Sánchez Osuna al participar en el conversatorioElla, elle, él, el pasado martes en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario del Instituto Sinaloense de Cultura, dentro del ciclo de conversatorios Triálogos, Rituales, Lenguajes, Prácticas 3 de 3, en que estuvo presente además Luis Guadalupe Guerrero Vega.
El evento, organizado por la Dirección de Patrimonio, Museos Comunitarios e Investigación del ISIC, conto con la participación de Esmeralda Torres Ríos como moderadora, en torno al reconocimiento de las personas que no se identifican con los géneros femenino ni masculino.
Sánchez Osuna agregó que se debe partir de reconocer que nuestra experiencia no es la única, que tenemos que voltear a ver cómo están los demás y tratar de encontrar las grietas por donde se pueda ir caminando, porque es innegable que las mujeres históricamente han sufrido muchísimo más esta cuestión de género, de la violencia feminicida.
Para ello, dijo, uno de los puntos importantes es que los hombres tomen el espacio que tienen y vean qué pasa con estas violencias, pero hay este reclamo hacia los feminismos de que los hombres también sufrimos, pero no se ha colectivizado, agregó.
A su vez, Guerrero Vega comentó que estas creaciones culturales que nos definen como hombres y mujeres, son base de la opresión de los dos, aunque en este caso la atención se centra en las mujeres; antes se daba por hecho que el género y sexo eran lo mismo, cuando no es así, ya que esa caracterización de cómo deben de ser los hombres y cómo las mujeres, porque si no te comportas dentro de ciertas reglas no entras en estos géneros y qué pasa con ellos.
Y es que tenemos ciertos roles que nos dan como un guion, así como en el teatro, que nos dictan un rol y sales a dar una función, y si no te comportas con base en ese rol, ya no estás bien, y es en esta situación en que entra la palaba “elle” como una nueva categorización
Cómo les llamaríamos si “ella” y “él” ya están definidos; por los hombres no se tienen que preguntar porque ya existen, son universales; tenemos que preguntarnos por las mujeres porque no estaban representadas en la vida, en el texto, pero ahora la duda está en el reconocimiento legal, política, económico de “elle”, cuál seria la lógica a marcar para sentir el nombramiento de este pronombre.
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