*”Es un amigo confiable, un maestro que enseña, una fuente de emociones y un indicador del estándar de una persona”, dijo
* Invitado por el ISIC, participó en la celebración del Día Mundial del Libro, en la Sala de Formación Lectora
Culiacán, Sin.- “Pero ¿qué es el libro de cabecera y como un libro se convierte en eso, en un libro de cabecera?”, se preguntó el escritor Élmer Mendoza en una charla sobre el tema, y se respondió: “un libro de cabecera es un amigo confiable, un maestro que siempre nos enseña algo, una fuente de emociones, un indicador del estándar de una persona, un elemento que define el gusto y el nivel educativo de una persona”.
Lo anterior, en la Sala de Formación Lectora del Instituto Sinaloense de Cultura, en una actividad organizada con motivo del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, en la que agregó que “un libro de cabecera es un espejo donde podemos vernos con nuestros personajes favoritos, y también es el tema de esta conferencia por el Día de la Lectura, y creo ninguna sociedad moderna debe vivir sin leer, y que nosotros podemos hacer mucho, a los que nos gusta leer podemos hacer mucho por nosotros”.
Llevó a los presentes a un fantástico viaje por el mundo de los libros y la lectura desde la antigüedad, con referencias a los libros favoritos de diversos personajes históricos, desde la Grecia y Roma antiguas, así como de la evolución del libro desde los rollos de papiro y su divulgación mediante copias, pero también se refirió a la invención de la cama, del cirio que acompañaba en la lectura, el foco, que evolucionó a la lámpara de noche, sin dejar de lado la invención de la imprenta y de la novela moderna con El Quijote, hasta nuestros días.
“Pregunté a varios amigos escritores y me respondieron que sí tienen su libro de cabecera, por ejemplo el Juanjo, Juan José Rodríguez, de Mazatlán, me dijo que para él, Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain; Vicente Alfonso, un escritor de Torreón, me dijo que Cien años de Soledad, de Gabriel García Márquez; la escritora Mónica Lavín me dijo que Luz de agosto, de William Faulkner; Bernardo Fernández BEF, un escritor de novelas gráficas, dijo que Frankenstein, de María Shelley, y mi libro de cabecera es La historia interminable, de Michael Ende, un libro para niños”.
Añadió que en la actualidad hay familias que practican la lectura de sobremesa, es decir que se desayunan o comen y, mientras, leen un poquito, una página o dos; la mayoría de familias de universitarios, que tienen idea de que la lectura sirve para estar cómodos.
Un consejo que doy es que lean libros entretenidos, precisó, “en mi casa, ahora estamos leyendo La catedral del mar, de Ildefonso Falcones y ya vamos como en la página 570 y tantos; nos la recomendó Eduardo Antonio Parra, un escritor y amigo a quien respetamos mucho”.
El autor de Un asesino solitario, El amante de Janis Joplin, Efecto Tequila y Balas de plata, recordó que Mario Vargas Llosa confesó que “lo más importante que me ha pasado en la vida ha sido aprender a leer” y, por otro lado, ustedes pueden seguir a Franz Kafka que decía: “solo debemos leer libros que muerdan, que arañen” .
Y, por último, recomendó mucho leer El infinito en un junco, de Irene Vallejo, “donde encontrarán algunos de los conceptos que he vertido aquí para ustedes y, bueno, muchas gracias”.
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