* En dos conversatorios, comparten inquietudes y procesos creativos, en el marco de los festejos del 50º aniversario de DIFOCUR – ISIC
Culiacán, Sin.- La situación de violencia que se vive en Sinaloa es algo que ha afectado a todos los artistas del estado y su obras sobre el tema aun están en proceso, pero a la vuelta de los años veremos la literatura y otras expresiones artísticas que van a surgir de esto, expresaron jóvenes escritores y narradores sinaloenses al participar en los conversatorios sobre Narrativas actuales en Sinaloa y Poesía actual en Sinaloa.
Lo anterior, en dos actividades realizadas en el marco del programa conmemorativo por el 50º aniversario de la fundación de DIFOCUR- ISIC, en los que se contó con la participación de Jorge Chavarín, Sonia Higuera y Karen Limónen narrativa, y Cecilia Bojórquez, Alfredo Soto, Anahel Ramírez e Iván Rocha, en el de Poesía, ambas moderadas por Cesia Moreno, en el Centro de Literatura –CELIT-, del Centro Cultural Genaro Estrada.
Jorge Chavarín dijo que es difícil hablar de temas de actualidad y esperar una literatura inmediata; sobre todo en literatura, pues pienso que es una de las artes que más lleva su tiempo en aparecer y de reconstruir su realidad, aunque sé que varios escritores están escribiendo sobre lo que está pasando en Sinaloa, y la forma en qué contarlo, cómo contarlo y cómo construirlo.
A su vez Sonia Higuera dijo que, desafortunadamente el eje rector de la narrativa es la violencia, y estamos viviendo un momento en que podemos encontrar varias limneas de la literatura que aborda la violencia que estamos viviendo en diferentes partes del país, y citó a varias autoras y novelas que lo han hecho, y agregó que estamos acostumbrados a la historia de mujeres que siguen determinados ideales y no esperamos que cometan delitos o participen en temas escabrosos, como sucede hoy en muchas novelas de hoy.
Por su parte Karen Limón comentó como le afectó esta situación en su escritura, aunque justo cuando inició esta ola violenta ya ella “la estaba pasando mal; física y emocionalmente, y entonces nos cayó esto y ya no escribí nada, no leía, me la pasaba viendo las noticias, no salía, tenía pesadillas, y dejé de escribir durantemuchos meses, y hasta hace como un mes volví a hacerlo y me salían cosas medio oscuras, medio siniestronas, y ahora me salen más lúdicas, más chistosas”.
En el conversatorio sobre poesía, hablaron sobre los procesos que los llevaron a escribir este género: Iván Rocha narró que, como todos, se inició con la lectura, y que aunque gusta del ensayo, el cuento, la narrativa, en ninguno se siente tan entusiasmado como en la poesía, y empezó a escribir tras participar en diversos talleres, como práctica, y a partir de allí se lanzó en esta aventura.
A su vez, Cecilia Bojórquez, dijo que en su caso, la poesía le permite explorarse a sí misma, en su parte emocional y su corporalidad a mí la corporalidad es el tema que me apasiona mucho, y agregó que cuando leyó el poema Escoliosis, de y Elisa Díaz Castelo “para mí fue una revelación pero yo llegué tardíamente a la poesía”, declamándola, que no es lo mismo que leerla. Durante la pandemia, dijo “encontré en la poesía ese lugar cercano a mí misma para perderme”.
En tanto, Anahel Ramírez comentó que no puede haber escritura sin lectura. de ninguna forma, no es posible o a la mejor es una tarea a la que le hace falta algo como un cuerpo entero, tanto la lectura como la escritura no puede separar no disociar una actividad de la otra porque son actos de diálogo tanto el uno como el otro. A mi me llamó la atención la poesía desde mis 15 años, con un libro que le robé a mi tía, y le entusiasmaron los brasileños, y empecé a escribir años después, a punto de salir de la carrera.
Por último, Alfredo Soto comentó su arribo a la poesía “como una suerte, una enumeración de ritos mistéricos que aparecieron ante mí y cuando vi, me ‘esto es lo mío’”. Y narró la serie de eventos afortunados que lo fueron llevando a elegir la Facultad de Filosofía y Letras de la UAS, y de las diversas opciones, eligió casi a la suerte la de Letras, y cuando optó por la narrativa, alguien le puso enfrente un poema de Elizalde y casi lo obligó a leerlo, y le explicó y desglosó cada verso, y al hacerlo le fue descubriendo un camino nuevo que no ha querido dejar.
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