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Analizan la religiosidad popular en Sinaloa en una charla

* Las investigadoras Diana Perea Romo y Stephanie Cortés, analizaron desde el culto a Malverde, a expresiones como los cenotafios, los exvotos y el sincretismo

Culiacán, Sin.- El tema de la religiosidad popular en Sinaloa a través del sincretismo mayo, las ofrendas, los exvotos, los cenotafios erigidos donde muere una persona, el culto a Jesús Malverde y otros personajes, fue analizado en el conversatorio Capillas, santos y feligreses, con la participación de las investigadoras Diana Perea Romo y Stephanie Cortés Aguilar, bajo la conducción de Esmeralda Torres Ríos.

Lo anterior, en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario, donde se realizó el séptimo conversatorio del ciclo Triálogos: Pensamiento, palabra, música, organizado por la Dirección de Patrimonio, Museos Comunitarios e Investigación del Instituto Sinaloense de Cultura.

La charla fue precedida por la sección El postre es primero, con una lectura en atril del Diálogo entre un sacerdote y un moribundo, del Marqués de Sade, que estuvo a cargo de Antonio Torres Escobosa y Gabriel Alejandro Rentería González, bajo la dirección de David Zatarain.

Stephanie Cortez Aguilar, investigadora de la Universidad Autónoma de Sinaloa, centró su participación en un trabajo de tesis sobre la religiosidad popular que elaboró para la Licenciatura en Historia, y dijo que esta es un conjunto de prácticas y creencias creadas a partir del culto católico, que crea un sincretismo muy interesante para la construcción de un sentimiento colectivo.

Este va más allá de la ortodoxia católica institucional, dijo, y se manifiesta en las capillas periféricas, las imágenes de santos populares y rituales devocionales que son el tejido simbólico que va articulando la memoria, la pertenencia y las perspectivas que tenemos sobre lo sagrado.

La función social de esta religiosidad popular, agregó, reside en su capacidad de lograr una cohesión comunitaria y se manifiesta a través de festividades, rogativas, altares en las vías públicas, y a través de ella se busca la integración social, la legitimación moral y una instancia crítica pero también de resistencia.

Precisó que, más allá de la contemplación, la religiosidad popular es un acto de lenguaje corporal, danzas, procesiones y ofrendas que constituyen textos vivos donde los fieles escriben su identidad.

Por su parte, Diana Perea Romo, también investigadora universitaria del área de historia, presentó un estudio sobre Jesús Malverde, bandido social de tiempos de porfirismo y las etapas del culto que, a su muerte, se realiza en Culiacán.

Dijo que la referencia más antigua a ese culto la encontró en un ejemplar del periódico La Patria, de la ciudad de México, el 1 de agosto de 1903, donde se hace una crítica al “culto a los criminales” y se denuncia la superstición y la ignorancia de quienes lo practican.

Rescató la fecha de nacimiento de Jesús Malverde, en 1870 y su muerte, así como las etapas de su culto, que van desde la cruz de madera sobre un montón de piedras con veladoras y flores, de su origen, a la creación del busto que lo representa en 1980, y su traslado a la actual capilla en 1983, como muestra de las prácticas votivas contemporáneas, donde escapa al control de la iglesia oficial.

Analizó los ex votos, de los cuales hizo un estudio a través de 200 muestras, y dijo que hay de dos tipos, uno peticionarios, para pedir un milagro, y otros de agradecimiento, a través de cartas, canciones, plegarias o dibujos de una estética no muy agradable, donde se pueden ver las armas de fuego, las hojas de mariguana y los billetes de dólar, aunque no siempre suelen decir lo que piden o el milagro que se les concedió.

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