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“No viviremos en palacios, pero sí se puede vivir de la música”: Inna Kuznietzova

* Participó en el conversatorio Músicos, instrumentos, composicionesjunto con el oboísta Emmanuel Castro Romo, miembros de la OSSLA

Culiacán, Sin.- Uno de los problemas para formar músicos de orquesta en Sinaloa es que muchos padres siguen pensando que no se vive de esta carrera, pero yo digo que sí se puede vivir de ello; cierto que no vamos a tener palacios ni carros último modelo, pero vamos a vivir de lo que nos gusta y eso es lo más más valioso, dijo la maestra Inna Kuznietzova, violinista de origen ucraniano e integrante de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes.

Y agregó: “Yo no me imagino haciendo otra cosa que no sea tocar el violín; no me imagino sentada ante una mesa, en una oficina; qué aburrimiento, pero en cambiolos músicos tenemos una vida muy plena y muy interesante”,

Lo anterior, al participar en el conversatorio que, con el tema Músicos, Instrumentos, Composiciones, se realizó en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario, dentro del ciclo Triálogos, que este año contiene diez conversatorios con el tema Pensamiento, palabra, música, en el que participó además el joven oboísta Emmanuel Castro Romo, ambos integrantes de la OSSLA, y además, ella maestra y él egresado de la Escuela Superior de Música del Instituto Sinaloense de Cultura.

Bajo la conducción del Mtro. Diego Rojas, coordinador del Sistema Estatal de Fomento Musical del ISIC, en la charla la maestra Inna Kuznietzova, quien da clases de solfeo y de violín desde hace 21 años en el ISIC, comentó que entre los problemas con que se han topado los maestros está el no tener tanto tiempo como quisieran para preparar a los jóvenes, y que estos no estén preparados desde la iniciación musical, pero también es un problema que muchos padres aquí piensan que la carrera de músico no es una carrera.

Como docente en la ESUM, dijo que es muy satisfactorio ver a algunos de sus alumnos volando ya muy alto, ver que nuestro trabajo está rindiendo frutos, aunque no tanto como uno quisiera, porque hay aquí mucho talento.

Narró sus inicios dentro de la música a los seis años, en su país natal, en estudio del violín, del que alguna vez quiso desertar, pero hubo una maestra que fue por ella a su casa y la llevo “de las orejas” a audicionar para el nivel técnico,

“Y es que yo no quería estudiar mucho y para esta carrera hay que estudiar mucho, es una carrera que no termina nunca”, señaló.

Por su parte, Castro Romo, comentó que él empezó a estudiar oboe a los 13 años, porque en la iglesia de la que formaba parte había alguien que tomó uncurso de dirección coral y entonces se preguntaron que, si ya tenían un coro, por qué no hacer una orquesta, y muchos amigos se inscribieron.

El instrumento, poco usual en estas tierras, lo eligió porque, cuando fueron a ver qué ondas a la ESUM, ya no había espacios más que en el oboe, con el maestro Plamen Petkov, principal de la sección de oboes de la OSSLA. Allí se fue quedando, aunque su ilusión era jugar futbol o dedicar su tiempo a otras cosas, poco a poco le fue tomando aprecio al instrumento y, ya para egresar de preparatoria, al elegir carrera, optó por la Licenciatura en Música de la recién creada Escuela Superior de Música del ISIC.

Y sus padres, que fueron quienes a los 13 años lo obligaron a inscribirse en oboe, no querían que estudiara la licenciatura porque, de qué vas a vivir, pero ya el instrumento se le había metido, sentía la satisfacción de dominarlo, ingresó a la Banda Sinfónica Juvenil, donde conoció otros repertorios y otros estilos, y cuando se fundó la Escuela de Música, ingresó a la segunda generación.

A como fui estudiante, se fueron presentando oportunidades, participé en diferentes grupos y sintiéndome más seguro, y un día audicionó y fue aceptado para ingresar a la OSSLA, donde está al lado de su maestro Plamen Petkov, a quien sigue viendo como su mentor.

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