* Bajo la dirección del maestro Luis Manuel Sánchez, la OSSLA interpretó además la Sinfonía No. 5 de Shostakovich
Culiacán, Sin.- El percusionista de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes, maestro Fernando Correa Rodríguez tuvo su tarde de gloria al participar como solista en el programa Timbales, poder y virtuosismo, este jueves, en el Teatro Pablo de Villavicencio, donde ofreció un estreno en México de la composición Concierto para timbal y orquesta, de Russell Peck (Estados Unidos, 1945-2009).
Bajo la dirección del Mtro. Luis Manuel Sánchez Rivas (director artístico de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes) como director invitado, el programa inició con la amena y jubilosa Obertura de la ópera Rusian y Ludmilla, del autor ruso Mijail Glinka (1804-1857) y cerró con la hermosa Sinfonía No. 5, de otro autor ruso, Dmitri Shostakovich (1906-1975), y será replicado este viernes a las 17:00 horas en ese teatro Pablo de Villavicencio, con entrada libre para el público en general.
Correa Rodríguez, al frente de la Orquesta, se hizo cargo de los cuatro movimientos de que consta la pieza de Russell Peck, la cual es una de las obras más virtuosas para timbales, sorprendentemente rítmica, muy rápida, pero a la vez muy melódica, pues con los pedales del timbal se va llevando la melodía junto con la Orquesta, lo cual para el solista es un reto que el ejecutante supo sortear con soltura.
Al término de la presentación, en la que fue intensamente aplaudido entre vítores del público y sus propios compañeros de la OSSLA, Correa Rodríguez comentó que haberla interpretado es una satisfacción enorme, y más porque fue un estreno en México, ya que su estreno mundial fue en 2009 (año de la muerte de su autor): “Y qué mejor que haberla interpretado con una orquesta como a la que pertenezco, y haber logrado esa reacción del público, que para mí fue muy satisfactoria”.
Abrió con la Obertura de la ópera Rusian y Ludmilla, la cual relata un cuento de hadas en el que la princesa Ludmilla es raptada por el enano Chernomor, y Ruslán deberá rescatar a su enamorada. De allí el aire de fantasía de la Obertura.
Cerró con la Sinfonía No. 5, de Shostakovich, en cuatro movimientos (Moderatto, Allegretto, Largo y Allegro non troppo), una pieza creada bajo la presión y la censura del régimen stalinista en la Rusia soviética.