*Sonora, el estado invitado al Festival, envió a una de sus grandes sopranos, con canciones de la gran compositora hispana que radicó en Hermosillo
Culiacán, Sin.- Con una voz exquisita, con una dicción maravillosa y un timbre sensitivo, la soprano sonorense Elena Rivera fue aplaudida en su presentación este sábado por la tarde-noche en el Teatro Socorro Astol, en el concierto Zubeldia; soles y brumas de España, en el que rindió un necesario homenaje a la pianista, maestra y compositora de origen vasco Emiliana de Zubaldía, un ícono de ese estado.
Quizá no todos los sinaloenses hayan oído hablar de Emiliana de Zubeldía (1888-1987), pero “para los hermosillenses, significa hablar de la cuna de la música clásica en Sonora”, maestra, compositora cuyo nombre ostenta el principal teatro de Hermosillo, expresa la soprano Elena Rivera al presentar el programa, en el marco del Festival Cultural Sinaloa 2024, del cual Sonora es estado invitado, a 200 años de que fuimos uno dentro del Estado de Occidente.
El agasajo musical, una cortesía del Instituto Sonorense de Cultura, fue una sorpresa para los culichis que disfrutaron del programa, con poemas de autores hispanoamericanos musicalizados por la compositora nacida en Navarra, España, y el cual cerró con temas de otras mujeres valiosas, como María Grever, con el excelente acompañamiento al piano del maestro Jorge Robaina.
Musicalizados por Zubeldía, Elena Rivera -reconocida soprano a nivel internacional- abrió con una serie de poemas de autores americanos como son El buen día (Juana de Ibarbourou), La manca (Gabriela Mistral), La roca (Arturo de Capdevila), Padre nuestro (Julio Mercado) y Viaje eterno (Luisa Luisi).
Luego tomó un respiro y el pianista solo interpretó la pieza Fuentes de la Alhambra, para volver la cantante con algunas canciones de cuna, las dos primeras basadas en poemas de Federico García Lorca (1898-1936), como son Nana de Sevilla, musicalizado por Zubeldía, y Canción de cuna, musicalizado por Silvestre Revueltas, y cerrar la sección con Loa, loa, con música de Zubeldíasobre el texto de una canción de cuna tradicional del país vasco.
Y luego, de la serie Fábulas infantiles, cantó La ardilla y el caballo (basada en un texto de Tomás de Iriarte), La pulga y el camello (de Félix M. de Samaniego), La abeja y el cuclillo (de Iriarte), El burro flautista (Texto: Tomás de Iriarte), El oso, la mona y el cerdo (de Iriarte), La zorra y las uvas (de Samaniego) y La rana y la gallina (de Iriarte), todas breves y con su respectiva moraleja, cual debe.
Robaina interpretó luego, al piano, La muñeca de cristal, para volver la cantante e interpretar tres boleros de María Grever (1885-1951): Alma mía, Te quiero dijiste y Júrame, con las que cerró la noche y acabó de entusiasmar al público que con sus aplausos agradeció ser partícipe de una noche feliz, de esas en las que no importan las turbulencias mientras siga habiendo cosas buenas en la vida.
Emiliana de Zubeldía, cuyo legado ha empezado a redescubrirse recientemente, nos dejó conciertos, sinfonías, obras para piano, guitarra, arreglos para coro y obras completas a cuatro voces, a ocho voces; una misa coral y poemas sinfónicos, entre otros.
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