*Se refirió al proceso mediante el que fue surgiendo este libro que lleva ya 5 ediciones sobre la matanza de los 43
Culiacán, Sin.- Los poemas de Memorial de Ayotzinapa “fueron dictados a micompadre Álvaro Solís, hábil taquígrafo, y conforme hablaba yo iba avanzando por la noche como avanzan Quetzalcóatl y su nahual, tratando de abrir esta oscuridad de lo no verdadero, y mi compadre tomando el dictado, y era muy raro yemocionante que esos poemas no fueron escritos por mí propiamente sino regalados por Quetzalcóatl o alguien que en mi cabeza cree que lo es”, expresó el poeta Mario Bojórquez (Los Mochis, 1968).
Lo anterior, al presentar este libro, en el marco del Festival Cultural Sinaloa 2024, organizado por el Gobierno del Estado a través del Instituto Sinaloense de Cultura, en un acto realizado en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario, con comentarios de Adalberto García López.
Bojórquez expresó que el volumen surgió a raíz de un viaje que hizo a Iguala, Guerrero, por invitación de su amigo el poeta Jean Turpy, y visitaron el lugar donde sucedieron los hechos, “y por supuesto no sabíamos en lo que nos estábamos metiendo”.
“Fuimos allí, al lugar justamente donde ocurrieron las acciones, mi amigo Adalberto y yo, Francisco Avilés y su hermano, y toda la serie de sucesos que allí se representaban y que han acompañado este libro”, dijo el ganador recientemente del 48º Premio Ciudad de Burgos de Poesía Antonio Bouza, en España.
Del libro, apareció una primera edición en España, y durante los siguientes años se sucedieron nuevas ediciones, hasta la quinta, cada una corregida y aumentada, conforme salían nuevas luces sobre aquellos acontecimientos.
Su estructura, dijo, nace de una lectura que yo estuve haciendo de ciertos mitos prehispánicos que a mí me importaban, sobre la famosa leyenda de Quetzalcóatl y de los Huesos preciosos, y del viaje que hizo acompañado de su nahual, personaje o advocación que lo acompaña también a él en esta exploración por los sucesos de Ayotzinapa.
Comentó que el poemario se fraguó desde las primeras horas en que ocurrió este asunto, en la CDMX, y al momento que ocurre esto hay una nota en la TV en la que dice que hay conflicto y balazos, con estudiantes y profesores de Guerrero que se enfrentaron a las fuerzas policiacas.
A los días siguientes empiezan a salir notas espaciadas en los diversos periódicosy sentí que algo grave pasaba, y hacia el 25 de noviembre de 2014, estábamoshaciendo nuestro Encuentro Internacional de Poesía, en la revista Círculo de Poesía, en la CDMX, y nos preguntábamos qué sucedía con esos muchachos, y mandamos hacer una lona que decía “Vivos se los llevaron y vivos lo queremos”, haciendo así un homenaje, el primer homenaje internacional que conozco, a los muertos de Ayotzinapa”.
Adalberto García, a su vez, dijo en sus comentarios, que este libro sigue la tradición de José Emilio Pacheco en su poema Manuscrito de Tlatelolco (1978), con un poema social en que se superponen dos momentos, el mito prehispánicode Quetzalcóatl y su nahual, y luego los sucesos de Ayotzinapa, para cuestionar la verdad histórica, que es un vehículo narrativo mediante el cual se instaura unasola visión, la del Estado, por encima de cualquier otra.
En la posmodernidad uno de los grandes cambios es que hemos avanzado hacia las historias plurales y la posibilidad de establecer diversas tramas de un mismohecho a partir de nuestro lugar de observación y, empatando con ello, la poesía es capaz de llegar a los rincones de los acontecimientos a los cuales no pueden llegar los discursos históricos; en los páramos más oscuros, solamente la poesíapuede alumbrar con su inventiva para explicar o dar sentido a los acontecimientosde la historia.
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