* “Historia de la música popular en Sinaloa”, “La artesanía en Sinaloa” y “Lupita, la novia de Culiacán”, fueron reeditados en ediciones facsimilares
Culiacán, Sin.- Al presentar las ediciones facsimilares de los tres primeros libros editados hace casi 50 años por la naciente Dirección de Investigación y Fomento de Cultura Regional -DIFOCUR-, los comentaristas ponderaron el esfuerzo realizado por el hoy Instituto Sinaloense de Cultura para rescatar y dar a conocer a las nuevas generaciones aquellos primeros trabajos de investigación enfocados en nuestra música regional, artesanías y un personaje de la cultura popular.
Los facsímiles presentados son Historia de la música popular en Sinaloa, de Manuel “Chino” Flores, La artesanía en Sinaloa, de Juan Manuel Gómez, y Lupita, la novia de Culiacán, coordinado por Milosh Trnka y Óscar Torrero, los cuales se presentaron la tarde de este jueves en el patio del Centro Sinaloa de las Artes Centenario, con los comentarios, respectivamente, de la maestra Alicia Montaño; Benjamín Padilla Álvarez, reconocido artesano yoreme de San Miguel Zapotitlán, Ahome; el periodista Ulises Cisneros, y como conductor, el escritor Juan Esmerio Navarro.
Con la presencia de algunos familiares tanto de Lupita Leyva, la Novia de Culiacán, como de Juan Manuel Gómez, al hacer las presentaciones, Juan Esmerio comentó que estos libros “representan más de lo que a simple vista parecen”, como en el caso de Historia de la música popular en Sinaloa, cuya lectura es una delicia y que se lee como una crónica y a veces como un ensayo.
Este libro lo comentó la maestra Alicia Montaño Villalobos, dancista y amiga personal de Manuel Flores Gastélum, de quien hizo una reseña desde sus años en el Internado Infantil, como alumno de don Refugio Soto y de don Ángel Viderique, y miembro de la legendaria banda de Los Azulitos, conformada con alumnos del internado.
Es un libro muy interesante, dijo, y muy útil para adentrarse en la vida musical de Sinaloa y de sus protagonistas, sus intérpretes, sus canciones, las bandas, sus éxitos y sus fracasos, ilustrados con abundante fotografía, desde 1912 y contó algunas historias relacionadas con esas fotos, como la banda de Angostura, que marchó en el carnaval del lugar con sus músicos vestidos de Pierrots, o la banda de Villa Unión que, en 1942, tocó en la Feria del Libro de la Ciudad de México, y agregó que hablar del “Chino” Flores es hablar de un hombre que nació, vivió y murió con la música y que influyó en la formación de numerosas generaciones de músicos sinaloenses.
Padilla Álvarez, a su vez, comentó el libro La artesanía de Sinaloa, del que dijo que leerlo es una motivación, ya que nos informa de cómo eran antes las artesanías en diversas regiones del Estado y, aunque en su caso, que está más enfocado a la realización de objetos para los ceremoniales yoremes, como las máscaras, siempre es bueno promover y que las nuevas generaciones conozcan los diversos tipos de artesanía como las que se enumeran en este libro.
Expresó que su padre no quería que aprendiera a hacer artesanías porque consideraba que la gente lo maltrataría por ser indio, sin embargo, a los 13 años empezó a aprender por sí mismo, viendo a su padre trabajar el cuero de chivo o de venado, y en su caso, ser artesano le ha permitido conocer gente, viajar a lugares a donde nunca pensó llegar y conversar con artesanos de otros lugares, y ha sido ejemplo para los niños y jóvenes de su comunidad, que quieren aprender porque ven que con ello pueden ir más lejos de su región.
Por último, Ulises Cisneros -quien vivió la época fundacional de DIFOCUR- dijo que participó en talleres y laboró y recogió información de campo siendo aún muy joven, para nutrir el libro Lupita, la Novia de Culiacán, que fue parte de un proyecto editorial coordinado por Renato Prada Oropeza, para elaborar una colección inicial sobre el patrimonio cultural de Sinaloa, siendo la primera vez que se hizo algo parecido en la entidad.
Hizo una relatoría de la vida real de Lupita Leyva, ese icónico personaje originario de San Lorenzo, en Ahome, que en “Culiacán de los fulgores” se hizo leyenda. “Y, así las cosas, ese personaje vino a encontrar una segunda historia en este hermoso libro”.
Y agregó: “¡Qué bueno que lo rescataron y qué bueno que lo rescató el equipo editorial del hoy ISIC!, porque mucha gente preguntaba por él y quién sabe por dónde hayan volado los libros, pero los libros siempre tienen que volar de mano en mano, hasta donde tengan que llegar, a los ojos atentos que los quieran leer y descifrar”, dijo.
los cuales serán comentados por maestra.
El acto se llevará a cabo en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario, como parte del programa por los 50 años de la fundación de la Dirección de
Dichos volúmenes fueron los primeros libros editados por DIFOCUR, durante la dirección de la maestra Sandra Calderón, tras promover la realización de trabajos de campo en cada uno de los temas, y son estudios que desde hace mucho se hallan fuera de circulación y hoy son reeditados por el ISIC y puestos a disposición de quienes gustan conocer más sobre esos temas o que sirvan como base para nuevas investigaciones.
Historia de la música popular en Sinaloa, de Manuel Flores Gastélum, recoge su trabajo de investigación y acercamiento a la música popular de Sinaloa -básicamente de tambora- a través de un extenso trabajo de campo entre las bandas y sus músicos más icónicos en cada uno de los municipios, recogiendo además de sus historias e integrantes más destacados, algunas de sus aportaciones al cancionero popular sinaloense.
Respecto al libro Lupita, la Novia de Culiacán, es el primer trabajo editorial que recoge datos sobre la vida de Lupita Leyva, la mujer que, vestida de blanco como una novia, recorrió muchos años las calles céntricas del Culiacán de los 60 y 70, del Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, pasando por el Mercado Garmendia y el Hospital Civil, con abundante material fotográfico.
Y finalmente, La artesanía en Sinaloa, de Juan Manuel Gómez, fruto de una labor sistemática de rescate con el objetivo de formar un acervo de piezas artesanales, para lo cual personal especializado recorrió los 17 municipios de Sinaloa (en la década de los 70) analizando sus trabajos artesanales y piezas representativas, logrando un registro detallado junto con el nombre de los artesanos, técnicas y otros datos.