*Participó Ronaldo González Valdés, con Adalberto García como moderador
Culiacán, Sin.- Al hacer un análisis de los “maestros de la sospecha” como se ha considerado a Freud, Marx y Nietzsche, el Mtro. Ronaldo González Valdés, expresó que en la sociedad contemporánea “vivimos un estallido de identidades, de acciones colectivas, de sujetos, de formas de pensar, y en esa diversidad, complejísima y abigarradísima”.
Agregó que ya es prácticamente imposible pensar en términos de los grandes relatos decimonónicos y de mediados del siglo 20, que tienen una aspiración de totalidad y encarnan una suerte de nostalgia de lo absoluto, de la explicación total, en estos tiempos eso ya no ocurre y lo podemos ver todos los días en las redes sociales.
González Valdez, quien es investigador, ensayista y profesor universitario, dijo lo anterior al participar en el conversatorio Marx, Nietzsche, Freud: maestros de la sospecha, realizado en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario del Instituto Sinaloense de Cultura, como parte del ciclo Triálogos: Rituales, lenguajes, prácticas 3 de 3, con la presencia como moderador de Adalberto García Santana, jefe de Investigación de la Dirección de Patrimonio del ISIC.
El tema se basó en las ideas de Francesc Torralba en su libro Els Mestres de la Sospita. Marx, Nietzsche, Freud (Los maestros de la sospecha. Marx, Nietzsche, Freud), publicado en Barcelona, por Fragmenta Editorial 2013), para analizar el legado de tres pensadores contemporáneos: Karl Marx (1818-1883), Friedrich Nietzsche (1844-2000) y Sigmund Freud (1856-1939),
Ronaldo González comentó que Marx es un autor que viene de la tradición judeocristiana e incluso hay quien lo considera como el tercer gran momento de la tradición judeocristiana: primero Moisés en el Sinaí con las Tablas de la ley; la segunda con Jesús y el Sermón de la montaña, y el tercero es Marx, ya que en los tres casos hay normas, hay prescripción y hay un fin.
A diferencia de Nietzsche y de Freud, Marx sí busca la estabilización de un significado para la existencia humana, un sentido de la historia y de la vida humana, de modo que, partiendo de lo mismo que parten aquellos,genéricamente, que es un poco la idea de alienación en la producción, que no es solo en el proceso de la producción, sino propiamente humana y cultural porque dejas de reconocerte en los demás seres humanos y te conviertes en parte de la circulación de las mercancías.
A diferencia de Marx, que habla del fin de la historia, el fin del estado, el nacimiento del comunismo científico y la restitución del reino de la libertad, en Freud es un caso aún más patente de inacabamiento, pues el análisis de la terapia freudiana no tiene fin; la relación con la clínica del psicoanálisis es de por vida.
Por eso la interpretación freudiana al igual que la nietzscheana son infinitas, pero en el caso de Marx, la interpretación tiene un fin y un punto de arribo, además de que Marx no trató el problema del individuo, a diferencia de Freud, sino que habla de la historia, de lo social.